Semana de polvo y de odio,
De amor y de fuego,
De exceso y remedio,
De espíritu y cuerpo.
El desierto tiene un aspecto lunar, una planicie que se desvanece hasta el horizonte rodeada por imponentes montañas y pozos termales no aptos para el uso humano, tormentas de arena que van y vienen permanentemente dificultando la visión y la respiración, tornados de polvo que giran con fuerza sacudiendo todo a su paso, el cielo majestuoso que se torna multicolor regalando dos momentos celestiales cada día; el amanecer y el atardecer, curtidos de naranjas, rosados, magentas, púrpuras, amarillos y otras tonalidades difíciles de describir, en la noche con el clima seco propio del desierto se pueden apreciar con deleite las millones de estrellas que salen a relucir, convirtiendo el suelo agrietado decorado por el neón, los LEDS y el fuego, en un digno reflejo del firmamento y su bóveda celeste, como es arriba es abajo dirían los nativos, todo esto dentro de un parque nacional resguardado por Rangers y las comunidades aledañas.
Se siente el vacío del final cuando este majestuoso lugar al que se denomina playa va volviendo a su normalidad, a su naturaleza. Es un ritual, una caravana que va apareciendo entre las montañas invadiendo este árido desierto para dar rienda suelta a la imaginación y el hedonismo, llevando al asistente a una experiencia integral entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
La experiencia es una de las mayores cualidades que tiene el ser humano pues de allí se desprende el aprendizaje y con eso optimizamos recursos, facilitamos las cosas, entendemos mejor nuestro entorno y evolucionamos.
Del primer año a este todo se hizo más fácil, el campamento, la alimentación, el trabajo en equipo, la cooperación. Es evidente que sin nuestro campamento W, nada de esto hubiera sido posible pues son un pequeño grupo de humanos que le meten alma, corazón y cuerpo a este proyecto y que año tras año van mejorando las condiciones para facilitar la vida en comunidad y la calidad de nuestra estadía aquí. De otra forma sería DEMASIADO difícil para personas como nosotros poder asistir pues al viajar desde otros países tenemos la limitación del equipaje de los vuelos internacionales de sólo dos maletas de 21 kilos, que para todo lo que se necesita no es nada.
Toca llegar a Estados Unidos a comprar todas las provisiones necesarias, comida, bebidas, bicicleta, carpa, ropa para invierno, entre cientos de cosas más que obligan entonces a alquilar un trailer para poder movilizar todo lo que se va a llevar, que a su vez necesita un Ticket de acceso para vehículos de 100 dólares y los gastos siguen aumentando.
Así que al final la experiencia se reduce a dos posibilidades, o se viaja ligero de equipaje, con lo básico, sin lo mínimo vital y se depende 100% de las demás personas para poder sobrevivir, sufriendo todas las incomodidades mismas de las condiciones extremas del desierto o se termina volviendo un viaje extremadamente costoso que supera las capacidades económicas del colombiano promedio y reduce el espectro a personas realmente ricas.
Por fortuna nuestro campamento suplió todas nuestras necesidades, permitiéndonos vivir una experiencia demasiado cómoda con respecto al año pasado y a costos increíblemente bajos, que rayan en la locura, por lo cual estoy infinitamente agradecido, de lo contrario no hubiera sido posible asistir. No obstante son 8 días muy difíciles, luchando constantemente contra el desierto, el polvo, las tormentas de arena, el calor, el frío, la deshidratación, las largas pedaliadas, el agotamiento físico, la comida a deshoras, la incomodidad de la carpa, el bañarse solamente algunas veces, la alcalinidad del polvo que reseca la piel hasta abrir heridas, el asco y la repulsión de usar los baños en asquerosas condiciones, las 18 horas de vuelo desde Colombia, las 8 horas de viaje por tierra desde San Francisco, las 5 horas de espera haciendo fila para entrar y miles de cosas más que van desgastando el cuerpo rápidamente, que a muchos vence antes de tiempo y que a otros nos gusta, para probar nuestros límites, para salir de la zona de confort, para pagar el costo por todo lo que se recibe y de paso para filtrar a un montón de personas que no se atreven a enfrentar todas estas adversidades.
El campamento W fue esencial no solo por el tema de las necesidades básicas sino también por vivir la experiencia completa, sin dramas, con un trabajo colectivo para cocinar, administrar el bar, cuidar a los otros, hacer el montaje y al final volver a recoger todo sin dejar rastro alguno, con personas de Inglaterra, Australia, Polonia, Colombia, México y Estados Unidos. Además la libertad es fundamental, pues cuando se va en grupo se tiene la idea de querer hacer todo en colectivo y es un error gigante que el año pasado había presenciado. Aquí cada quién hacía lo que quería. Para mí es vital salir cada día, sólo, a darme una vuelta, perderme entre las calles, disfrutar la serendipia del festival, asistir a los talleres y no tener que depender de nadie. De allí los mejores encuentros.
El arte fluye por todas partes, algunas son obras pensadas, con mucho concepto y tecnología que asombra al espectador, otras son relleno barato para ocupar espacio. Me sorprendió ver varias obras repetidas del año pasado, pensaba que siempre estaba cambiando.
Los carros mutantes parecen salidos de una película de Mad Max, curiosas piezas de tecnología e ingeniería mecánica diseñadas, intervenidas y decoradas para tirar fuego, transportar la gente, montar una fiesta a bordo o simple decoración ambiental que lo dejan a uno boquiabierto.
Los talleres en estos festivales son muy interesantes, conocimiento de primera al alcance de todos y de todo tipo. Es una lástima que solo un pequeño porcentaje aprovechen estos espacios para aprender de miles de cosas, porque la masa crítica prefiere hacer ruta por las obras de arte, por los bares o dormir en el día, pero nunca vi ningún taller lleno del todo. Este año me di gusto con reiki, masajes eróticos, post office, yoga, meditación, Burners Without Borders, clases de salsa, encuentro de Burners latinoamericanos, exfoliación de cara, leave no trace, masaje de pies, entre otros. Desafortunádamente los talleres que más me llaman la atención requieren de acompañante femenina así que no pude entrar a muchas cosas que me hubieran encantado.
La experiencia musical mejoró este año, primero porque al conocer de antemano los sitios ya sabía donde buscar los Line Ups, evitando así los clubes populares para gringos con su propuesta de Diplo, Major Lazer, Skrillex, Justin Beiber entre otros y segundo porque el incremento de Djs de música underground para este año fue notable:
Audiofly, Chaim, wAFF, Maceo Plex, Dj Three, Carl Cox, Dave Seaman, Bedouin, Giovanny Aparicio, Behrouz, Guy Mantzur, Shaun Reeves, Infected Mushroom, Hatiras, Miyagi, YokoO, Dj Tennis, Lee Burridge, Rebolledo, Guy Gerber, Hernan Cattaneo, The Scumfrog, Thugfucker, Luca Bacchetti, Dj Dan, Lauren Lane, Serge Devant, Lee Foss, Jaime Jones, Beats Antique, Robert Babicz, entre muchos otros.
Tengo que hacer una mención especial al Dj colombiano Giovanny Aparicio, quien cumplió con las expectativas, se fajó un excelente set con carácter y exquisita selección musical, pero sobretodo por su habilidad para lidiar con un público en cabina que estaba demasiado excitado. Memorable el cierre del set con su tema de la Negra Tomasa.
Lo malo y no es del festival sino de la escena electrónica en general es que desde hace un tiempo noto un estancamiento musical colectivo de los Djs de House y Techno que están tocando música muy similar que aunque disfruto mucho se vuelve monótona y aburrida con el pasar de los días. Pocos artistas están sorprendiendo con cosas nuevas.
En solo un año es evidente el cambio. Mayor internacionalización, más Djs europeos, más influencia de la escena electrónica, más personas vírgenes, es el rumbo que el mismo festival va tomando poco a poco, es el resultado de 30 años haciendo las cosas bien y de forma sostenida, pero también es el resultado de la viralización y el deseo humano de esta -once in a life experience- que va atrayendo más y más gente por el deseo de vivir para contarlo, más que por la filosofía misma del festival.
El público termina dividiéndose en dos grupos. Los verdaderos Burners que llegan desde el inicio del festival o inclusive varios días antes, personas comprometidas que respetan y cumplen los 10 principios, hacen parte de la sinergia, el espectáculo y contribuyen con los campamentos para que todo funcione como debe ser. Personas realmente especiales que lo tratan a uno de una forma sin igual y que en su mayoría llevan muchos años viniendo.
El otro grupo, son los detestables Sparkle Pony o típicos Eye Candy People, que por lo general son las personalidades y famosos de Los Ángeles, y este año sorpresivamente acompañados por el Jet Set Criollo que llegan el jueves o viernes del cierre, están dos días, no aportan nada al festival, vienen a aparentar, a lucir sus disfraces lujosos, tomarse selfies y realmente cambian la vibra de los últimos dos días.
De los colombianos habían más de 200 famosos durante el último sábado en el icónico amanecer de Robot Heart con Lee Burridge, las modelos, las presentadoras, los Turbay, los Santos, los Samper, los Pombo, las reinas, el paparazzito, las revistas de chismes, el lavadero, en fin todo el farandulerío en pleno. Que estén o no me tiene sin cuidado, lo que critico es esa actitud traquetoide y snobista. Que prefiero no entrar en detalles.
La diversidad es amplia y suficiente, asisten personas de todos los continentes, todas las razas, se ven ondear las banderas en todos los campamentos y se puede dimensionar lo multicultural que es, por ejemplo el 28% de la población de Black Rock son LGTBI es decir 1 de cada 4 personas, lo que le da un toque muy bizarro a la hora de las fiestas, teniendo en cuenta que la cultura Gay hace parte fundamental del core de la escena electrónica mundial y que su forma de diversión es de lejos mucho más alocada, excesiva y desinhibida que la de los que somos heterosexuales. Es toda una experiencia entrar en estos lugares escondidos alrededor del festival donde pasan las cosas más inexplicables, burdas e irracionales. Me quedo corto de palabras para describir todo lo que se ve.
Burning Man ha sido nuevamente una experiencia maravillosa y enriquecedora, muy diferente a la primera y aunque esta vez el factor sorpresa no generó esa exaltación en la capacidad de asombro del 2015 uno nunca termina de sorprenderse con todo lo que se puede hacer, lo que se ve y lo que se aprende. La experiencia previa permitió disfrutar mejor esta edición, de forma más vivencial y selectiva.
Se van fortaleciendo lazos de amistad muy fuertes con personas apasionadas e interesantes que quieren cambiar el mundo, se va mostrando Colombia en la comunidad y se va oficializando de a poco nuestra presencia. Desde ya se anuncia un acompañamiento masivo de Burners para nuestro evento en nuestro país, que quieren ayudar a llevar este sueño a otro nivel. Volvería de nuevo, con un rol cada vez más definido, me gustaría llevar personas que sé que pueden absorber lo mejor de la experiencia pero que a su vez tengan la capacidad de resistir todas las condiciones adversas que no son para nada fáciles, me gustaría participar con un carro mutante, me gustaría un campamento temático, me gustaría sacarle más provecho a los talleres. Son muchas las cosas que se pueden hacer.
De igual forma esta nueva experiencia me permitió ver la realidad desde otra perspectiva, uno se termina dando cuenta que todo está empaquetado, que todo es un producto, un negocio. Innegablemente con una base especial y unos principios y una comunidad que lo hacen único en el mundo pero que con la masificación y el boom de su comercialización empieza a mostrar la dificultad de conservar las cosas auténticas cuando el éxito y el dedo de midas tocan a la puerta. Por eso tan importante darle la prioridad a aquellos Burners con años de antigüedad y que la venta de boletería siga siendo así de restringida con el fin de conservar lo esencial, los principios y la filosofía con la que todo empezó.
También es evidente que este festival aunque hace un esfuerzo enorme por minimizar el rastro final de la presencia humana, tiene muy poco de ecológico y sostenible, la huella de carbono es masiva, el desperdicio de agua y víveres es inmenso, la exageración y falta de conciencia ambiental de los gringos* lleva a un derroche excesivo de recursos, que a pesar de las buenas intenciones es un completo atentado contra el medio ambiente al igual que la mayoría de los festivales en el resto del mundo. La pregunta es cómo hacer para cambiar esto? Ese es el reto de la comunidad y los promotores de eventos para los siguientes años. *(llamemos gringos a todos los de los países industrializados)
Pero no todo lo de los gringos es malo, también hay que aprender de su creatividad, su ingenio, sus habilidades para construir un mundo alternativo y mágico en un desierto árido e inhóspito, hay que aprender de su libertad, su no temor al pánico escénico, su habilidad para socializar sin esos tapujos y barreras mentales nuestras que nos condicionan, ese aprecio por el cuerpo humano y la desnudes, sin el morbo y el miedo de los países religiosos, ese diálogo con el otro sin prejuicios, estigmas, predisposiciones y todos nuestros paradigmas, esa participación radical sin importar el que dirán, entre muchas otras cosas más.
En conclusión el festival es esa utopía soñada, esa surrealidad idealizada, esa forma de posible mundo alternativo, con lo mejor del ser humano pero también con su imperfección, con lo más dantesco pero a su vez con lo más grotesco, con esa capacidad de hacer posible lo imposible, de unir las diferencias más grandes, de crear, construir y llevar a cabo las grandes hazañas. Al final lo que termina haciendo que regrese a este lugar es ese sentimiento de unidad, de amor colectivo, de la no necesidad del dinero, de no hacer las cosas esperando retribución, de la participación inmediata, del aporte colectivo para que las cosas funcionen, de ser parte útil de algo, de la constante evolución y la genialidad constructiva que bien aplicada puede llevarnos a ser una especie mucho más avanzada que encuentre la solución a los problemas mundiales que se avecinan, dejando a un lado tanto egoísmo, ambición y ceguera espiritual.
Ha sido un gran Burn. Hasta la próxima Black Rock City, Burning Man, W Camp, Burners del mundo y todas las personas que conocí en estas dos semanas. Una experiencia hermosa e inolvidable.Saludos a todos, a Larry, a Arthur, a Manny, a Felicity, a Steven, a Tom, a Lauren, al Puma, a Ivan, a John, a Michael, a Ben, a Cindy, a Jon Estrada, a Monique, a Kelly y toda la familia de Burning Man.
En este link se puede entender más sobre lo que es Burning Man y la importancia de sus principios explicados uno por uno. http://thecreatorsproject.vice.com/es_mx/blog/burning-man-un-paseo-surrealista-que-roza-el-fine-art–fotografia?utm_source=tcpfbmx